INSTITUCION EDUCATIVA PROVINCIAL SAN JOSE PAMPLONA

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HONOR, CIENCIA Y VIRTUD

sábado, 19 de enero de 2013

SANTANDER Y LA EDUCACION. Los Colegios Santanderinos: una herencia perdurable.



Tras el triunfo en la guerra de independencia se realiza la instauración de la instrucción pública en el periodo de formación de la República

En 1819 cuando se designa a Santander como vicepresidente de las Provincias Libres de la Nueva Granada, poco ha quedado en pie del movimiento ilustrado de la Expedición Botánica y apenas si subsisten por la inercia y el aislamiento algunos seminarios y escuelas parroquiales.

Para el nuevo gobierno se trata de establecer la instrucción pública como "primera base del edificio social y sin la cual la República no es más que un vano nombre", al decir de Santander. Fortalecer nuevas lealtades de los ciudadanos al Estado en formación; implantar nuevos valores civiles sobre las arruinadas instituciones educativas y políticas del régimen colonial. Porque la instrucción pública, dice Santander, "prepara la felicidad de los pueblos que, cuando más ilustrados, conocen mejor sus derechos y se hacen más dignos de su libertad".

Entre 1819 y 1821, por decreto, Bolívar y Santander van avanzando en el dominio y control de la educación, promoviendo ideales (utópicos para el momento) de ofrecer educación a todos los niveles en forma gratuita, igualitaria y unificada. Han optado por la orientación regalista y el control del Estado sobre la instrucción pública, un proceso que incluye los colegios seminarios.

Santander elabora un croquis de las condiciones materiales que muestran las provincias de la Nueva Granada en cuanto equipamiento religioso. Chocó, Casanare y Santa Marta no cuentan con una tradición académica que permita "por ahora" instalar casas de educación. El Congreso constituyente de la República legitima los procedimientos de supresión de conventos y transferencia de bienes y edificios a los planteles de educación media.

Eran profundas y arraigadas las lealtades religiosas locales y omnímoda la presencia de la Iglesia en el territorio. Al control de los bienes conventuales seguirá la penetración ideológica, con la difusión de obras y autores señalados como contrarios a la ortodoxia católica romana. Se trata de una estrategia cautelosa de implantación, dice Santander "El ejecutivo jamás piensa que se debe engañar a los pueblos con palabras y papeles, sino que poco a poco y del modo que lo permitan las circunstancias, se le debe ir haciendo tocar palpablemente los bienes de su independencia y libertad. Cuantos colegios y casas de educación he decretado, han tenido por apoyo los informes de las respectivas autoridades, el convencimiento de que se ha podido plantear inmediatamente". Esta fue su política fundacional de casas de educación, antes y después. No es el número el rasero de efectividad, sino las condiciones que se reúnen en su establecimiento lo que se debe subrayar. Proceso que lleva a que poco a poco el gobierno se convierta en "el único y exclusivo protector de las casas de educación".

En 1823 se funda la Casa de Educación en Pamplona

Un esquema básico identifica los decretos de creación de colegios y casas de educación en las dos administraciones de Santander (1819-1827 y 1832-1837)

Control por el gobierno de la dirección del plantel mediante la designación de rector, vicerrector, pasante de estudios y capellán. Escuela por el método de enseñanza mutua o lancasteriana para el nivel infantil. Un plan provisional de estudios prestado de los colegios de la capital, y también el régimen interno. Cátedras de gramática castellana alternando con el latín y nociones de retórica y filosofía e instrucción política constitucional y de derechos de gentes. Delegación en los gobiernos políticos e intendentes de los departamentos la organización de los planteles. Designación de catedráticos por oposición. Para algunos colegios se establecen cátedras de minerología, medicina y algunas disciplinas prácticas, pero el plan de estudios sigue siendo altamente especulativo. La escasez de letrados hace que se seleccione entre el clero patriota a los rectores y directivos y se autorice a ocupar cátedras a seculares y religiosos, impartiendo también docencia los rectores con remuneración, mientras se fortalece la educación. Por las reseñas que aparecen en la “Gaceta de Colombia”, vemos que queda mucho de especulación y de la orientación religiosa y escolástica colonial. Aunque se introducen temas como la legitimidad del Estado y las relaciones Iglesia-Estado, la argumentación va desplazando poco a poco a los artificios del silogismo.

Pero desde 1826 se enrarece el ambiente político con las corrientes disolventes del proyecto integracionista del Libertador y salen a flote las diferencias con Santander quien retoma el mando constitucional de la Nueva Granada en 1832 y continua con su apoyo a la educación pública. En 1843 se adoptará un nuevo código de instrucción pública.

Santander apoya las iniciativas de las provincias y de los letrados locales. Con fondos reunidos por vecinos de Pamplona se reorganiza y se da estatus de colegio público al antiguo colegio seminario que Santander fundara con el obispo de Mérida en su primera administración.

Elegido diputado por Pamplona, le corresponderá revisar el proyecto de transferencia de bienes del convento de los dominicos en Chiquinquirá a los colegios de Vélez y Boyacá. Algunos de los colegios fundados por el Hombre de las Leyes, que hoy denominamos "Santanderinos", alcanzaron el rango de universidades, como el Colegio de Antioquia, el de Cartagena de Colombia o como la Universidad Central, restablecida en 1867. Otros volvieron a su condición de colegios de secundaria, sin poder recuperar su carácter universitario.